Al segundo día

No quería escribir más, siento que no tengo derecho a sentirme triste, pues no demostré en vida sentimiento alguno por ella. Nos llevábamos o nos tolerábamos. No sé qué relación teníamos entre nosotras. Nunca fue la de abuela cariñosa y yo nunca me subí en su regazo para que me acariciara o abrazara. No le llamaba cuando estaba triste ni contenta. Siento que hacía el esfuerzo por acercarme pero jamás pasamos de el típico saludo. Nunca esperaba que le llamara para saludar, pensaba que buscaba a mi papá. Creo que en mi hermana si tuvo a una nieta, es más, tuvo sus sobrinas a las que quería como si fueran propias. Es válido; no puedo quejarme si yo no fui capaz de darle ese amor.
Es por eso que yo digo no tener derecho a estar triste, es por eso que me extrañó haber llorado el día de ayer, y es por eso que hoy me siento muy cansada.
No puedo hacer nada. No puedo salir del país, mi familia está junta, apoyándose para salir adelante. Murió en los brazos de su hijo. No quiero pensar en ello pues no estoy lista para que alguno de mis padres se vaya.
Lo que si recuerdo es que en la boda estuvo contenta y antes de mudarme me despedí. Pero como dije antes, si moría yo no puedo hacer nada. No puedo salir aún del país, no puedo revivirla y no puedo cambiar nada. Lo único que puedo hacer es desearle que descanse en paz. Sé que ahora está con mi Bela y mi abuelo, extraño también pues no creí que eso pudiese pasar. Sin embargo, como me dijeron hoy: nuestra familia es muy pequeña, todos van a quedar juntos. Mis propios padres reconociendo su propia extinción y haciendo planes para su fin. No planean morirse pero ya están organizando todo para que en un futuro no tengamos que "preocuparnos". Yo me siento fuera de la familia, como espectador. Será ahora una constante.